Crecimiento personal

No me compete

Vivimos con un complejo de super héroes, creemos que somos los salvadores del universo. Sentimos que podemos dar sin medida y además somos unos duros juzgando y señalando entonces no solo queremos salvar al mundo, sino que creemos que todas las personas de nuestro alrededor son una posibilidad abierta de ponerlos la capa y comenzar nuestro trabajo, cuando nadie nos lo ha pedido.

Yo soy de las que apoya ayudar y dar si estas completo y si el otro te lo pide. De resto así el panorama se vea un espacio prometedor para ponerle de tu magia, siento que lo mejor es no opinar y no actuar. Hay que respetar el libre albedrío de las personas y entender que nosotros solo podemos ser nuestros salvadores.

En muchas casos uno opina, porque es una conducta aprendida que tenemos naturalizada, sin embargo por más que quieras salvar al otro las decisiones y los actos siempre dependerán de él, así que sin importar cuanto te desgastes o esfuerces si el otro no quiere todo tu tiempo y dedicación habrán sido completamente una perdida y desgaste de energía.

Ponernos a resolver los problemas de los demás, suele quitarnos tiempo y espacio para ocuparnos de nuestros propios asuntos. Cuando nos damos cuenta nos tenemos un tanto descuidados o estamos completamente agotados por estar pendientes de todo nuestro alrededor. Curiosamente, esto es insano para cada uno de nosotros y para el otro, porque le estamos dando lo que no tenemos.

Desde pequeños nos enseñan a tener síndrome tanto a ser el príncipe azul, como a ser la damisela. Esperamos salvar y ser salvados y no caemos en cuenta que ese papel no le corresponde a otro, ese papel es nuestro. TÚ ERES TÚ PROPIO SALVADOR. Las respuestas y las soluciones están adentro, afuera puedes encontrar herramientas, pero son solo eso herramientas.

Nadie que no seas tú puede salvarte.

Aprende a confiar en el otro para que él logre encontrar su propio camino, deja de salvarlo. Enfrenta tu tema de control. Deja que el otro trabaje en él no le impidas desarrollar su confianza. Cada uno estamos lleno de cualidades asombrosas que no sacaremos al 100% si todo el tiempo tenemos a varias personas haciendo todo por nosotros y diciéndonos qué hacer.  Pensemos en cómo son nuestras relaciones, cómo actuamos con nuestra familia, con nuestros amigos, compañeros, etc. ¿Realmente les estamos haciendo un bien?

No nos competen el 80% de las cosas en las que nos desgastamos en el día, no son nuestro asunto. Dejemos de descargar nuestros asuntos y decisiones en el otro. Aprendamos a vivir más conscientes más puros y en equilibrio con nosotros mismos y nuestra divinidad.

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