Carta a un(a) amigo(a)

Querido guía:

 

Lo primero que tengo para decirte, es gracias por ver la luz en mí cuando yo era incapaz de verla y de ahí en adelante tengo varios puntos que hoy quiero tocar, son solo unos, hay otros que quedarán pendientes.

Tuve miedo, claro que lo tuve. Creo que sabes que intento eliminar esa palabra de mi vida, pero todavía me cuesta y siempre que llego a una de esas crisis, o a cualquier tipo de crisis, corro a ti; teniendo absolutamente claro que ustedes van a tener las palabras indicadas para mí.

Me costó entender el plural, pero hoy lo amo. Gracias por ser un medio, un canal, por apagar el ruido de tu alrededor y tu mente para ayudarnos a vivir mejor. Sí ayudarnos, porque sé que has ayudado muchas más almas de las que me has contado.

Gracias por abrirme tu corazón, convertir las conversaciones en un proceso complejo, que me dejó como resultado transitar un camino que nunca había pensado, cambiar 180° y permitirme ser; como sueles decirme “por ahí a veces sale la hijueputica” pero trabajo todos los días para dejar mi ego al lado.

Entendí que no soy una mujer común y que por ende no podía llegar a mi vida un hombre común, pero adivina; eso también lo aprendí después de colapsar tu celular negándome a soltar a una persona y creyendo que eso era amor. Gracias por guiarme para entender que el amor verdadero es una cosa MUY diferente.

Como entendí que no era una mujer del montón y tenía más luz, comprendí que mi guía tenía que ser alguien con mucha, mucha luz, tanta que colapsa las redes de energía en los supermercados, pero la necesaria para ayudar a iluminar más caminos.

Dentro de esa expresión, puedo decir que llegaste a mi vida a mostrarme una manera muy distinta de transitar. Simultáneamente, le mostraste a mi familia una manera muy diferente de vivir. No era una persona familiar, eso nunca fue un secreto. Ahora sé que sí tengo amor incondicional a ellos, sí los llevo en mi corazón, solo que mi lenguaje del amor es bastante particular.

Estar acá, en este plano, implica disfrutar el ser, pero también cuidar el cuerpo, y esto sí que me costó porque amo las fiestas y cuando llegaste a mi vida estaba en una etapa bastante particular, fiestas de miércoles a domingo, viajes mínimos una vez al mes y el respeto por mi cuerpo casi nulo porque todo el tiempo me sentía gorda. Hoy puedo disfrutar sin irme al exceso, puedo estar bien con unos tragos o con ninguno. Admiro mi cuerpo y lo respeto tal cual es, no estoy gorda como siempre lo creí. Adivina, esto también lo aprendí en mi transitar contigo.

Viajar siempre ha sido una de mis pasiones ¿de quién no?, pero tener viajes astrales si que me traumo, tanto, que luchaba con el sueño para no salir de mí, o creía que durmiendo en el día no me pasaría.  Esto te sorprenderá, pero gracias a tus explicaciones sobre lo normal que es este proceso volví a dormir y claramente a viajar, esperando encontrarme contigo en el astral.

El sueño ha sido un tema muy complejo, y gracias a Dios mis crisis de cansancio se dieron cuando no tenía que cumplir un horario. Porque esa etapa donde solo dormía y seguía cansada fue de las más complejas. Me preocupe un montón, el médico no dio solución, pero tú llegaste a salvarme y explicarme qué sucedía, al parecer esas etapas son buenas, son extremadamente buenas, pues hoy estoy segura de que no hay nada mejor a que Dios se de cuenta que ya estás listo para que te “recablee”. No lo creerás, pero eso también lo aprendí contigo.

El sexo es otro tema que todos amamos y ese sí que me costó, primero porque sé mi nivel de energía sexual y las posibilidades de fracasar con una pareja en ese ámbito, posibilidades claramente descritas en mi carta astral; pero lo que más me costo fue entender las relaciones sexuales como algo mucho más sagrado. Nunca he sido una niña de tener muchas relaciones, pero después de datos tan curiosos como que la otra persona comparte contigo su mundo y vivir en carne propia lo que eso significa, aprendí a ver el sexo diferente. Primero me traumé y decidí que no iba a volver a tener sexo, luego asumí mi estado terrenal y disfrute. Esto es increíble, pero entendí a qué te referías la primera vez que te vi y hablamos de la sexualidad. Así que ya no soy la niña que se ríe y te dice “esa parte está perfecta”, porque estaba loca ahí nada estaba perfecto, era otra parte del tan famoso apego con el que me conociste.

El camino espiritual me ha traído experiencias extrañas, primero creí que tenía piojos, luego que tenía un problema en los ojos, que me estaba enfermando porque mi cuerpo vivía mareado,  y que mis dolores de cabeza ya no eran normales; misteriosamente tu llegaste con la explicación clara a lo que me sucedía: no tenía piojos, ni problemas en los ojos, realmente no estaba mareada y mis dolores de cabeza tenían todo el sentido del mundo; simplemente estaba avanzando en el camino espiritual, resultado de ejercicios y meditaciones diarias, de oración y del ejercicio de la vela que tanto me costó. Adivina, esos pasos que en ese entonces sentía bastante extraños también se los debo al proceso que llevé contigo.

Aprendí de los abrazos de luz que tanto me enviabas, comprendí que los emoticones de risa significan que la respuesta la encontraré en un futuro no muy lejano, o que debo escuchar mi corazón y como raro estoy en un ataque de ansiedad por saberlo todo.

Comencé a sufrir de calores y sudar, a los 22 años eso se veía preocupante, en especial porque antes no sudaba, ni siquiera en tierra caliente donde los sacos negros eran mi mejor opción para el frío que sentía todo el tiempo, creí que me había adelantado a la menopausia un montón de años, pero no. Llegaste tú a contarme lo normal que es para nosotros ese tipo de cosas cuando un ser de luz envía ondas energéticas a través de uno y queda un fluido; ahí lo seguí sumando a la lista de enseñanzas.

Cuando te conocí no sabía para dónde iba, pero creía y te afirmaba que sí, aun cuando tu me repetías que no. Hoy que sí camino en mi propósito miro atrás y entiendo lo perdida que estaba, antes me aguantabas con lo desubicada que vivía. Claramente mi propósito fue claro para mi después de mil charlas contigo, de trabajo, de esfuerzo y de la disciplina que aprendí en el camino.

Enseñanzas tengo un montón más, pero sé que en el fondo sabes lo agradecida que estoy; que cuando me lees la mente hablando de ti, te das cuenta toda la luz que te envió, y que ahora que comencé a dar pasos de gigante es porque estoy lista, en un proceso que no se habría dado si no me hubieras ayudado a escarbar entre todas esas capas que le había creado a mi esencia.

Esta es una carta que habla de ti, a través de mí, porque gran parte de mi proceso fue encontrarme a mi a través de ti.

Gracias, gracias, gracias

Un orgullo ser tu aprendiz.

One Comment

  • Tu cómplice en Amor

    Querida.

    Para nosotros es un placer servirte, porque sabes en la intimidad de tu alma lo divertido, dulce y extremadamente desafiante que ha sido para ti descubrir el Ser Real que mora en ti.

    Personalmente tocas mi alma y agradezco infinitamente tus palabras cargadas de esa dulzura indescriptiblemente bella que encontraste , escarbando los rincones de tu alma.

    Todo Es tuyo desde Siempre… y es un honor y un privilegio seguirte acompañando s descubrirte a ti misma.

    Muchísimas gracias por este regalo… y recuerda que siempre estamos a una exhalación de ti, y que Eres dulce y tiernamente amada.

    Abrazo de corazón a corazón.

    Nosotros.

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