Crecimiento personal

Sé todas tus versiones y amalas

Hace mucho no les escribía y viene de que me había casado con mi versión de: “tienes que estar muy bien para poder escribir” y pues no tiene mucho sentido, porque soy humana y en la experiencia terrenal se tienen muchas etapas, es natural y es parte del aprendizaje.

Así que hoy vuelvo y les voy a hablar de esto.

Saben en el camino nos casamos con muchas versiones de nosotros, las amamos y las disfrutamos tanto que se vuelven un hábito y después no nos damos cuenta cómo nos seguimos sintiendo con esas versiones.

Tomada de google

Claro, esto viene a que desde pequeños nos enseñan a ciertos comportamientos que debemos tener, bien sea por ser hombre o ser mujer, y nos casamos con esa versión de cómo debemos comportarnos por nuestra condición física.

Luego crecemos y nos casamos con la versión que nosotros creamos en el colegio: la del buen estudiante, o el amiguero, o el vago, o el deportista, etc. Y sin saberlo lo grabamos en nuestro inconsciente y comenzamos a pedirnos más para alimentar esa versión y mantenerla. Como si eso nos diera poder o algo así… en el camino puede que dejemos de amar esa versión, pero rara vez nos permitimos experimentar con otra, por que a esa edad hay millones de factores que todavía inciden en cómo quisiéramos mostrarnos al mundo.

Sí o sí seguimos avanzando en años, eso puede implicar que nos demos la oportunidad de experimentar “nuevas formas de ser”, con esto no me refiero a múltiples personalidades, sino a la posibilidad de expresarnos de muchas formas manteniendo lo que somos en esencia. A esto creo que los papás lo llamarían la etapa de rebeldía, por comenzar a experimentar y a preguntarnos qué somos en verdad.

Y entonces, si fuimos capaces de abandonar patrones, permitimos a nuestra alma una nueva forma de expresarse, de lo contrario somos un cúmulo de versiones con las que nos fuimos casando.

Esto no suena grave y es natural, el tema comienza a ponerse más complejo cuando eres grande y ya tienes definido cómo quieres proyectarte, definiste lo que a tu alma le hace bien y lo que no. Te pegas tanto a esa autoimagen que no te permites salirte de ahí, y eso lentamente hace que te dejes de escuchar, de permitirte ser realmente. Porque si algo somos es cambio.

Hace un tiempo me casé con mi versión de estar bien y en balance, tanto que no me daba tiempo de sentir cosas bajas y si las sentía me autocriticaba por estarlas sintiendo, en vez de examinar en ellas las destruía; sin darme cuenta estaba destruyendo una parte de mí, estaba dejando de escucharme. Y obvio nuestra alma es tan inteligente y tiene tan claros los aprendizajes que debemos tener, que por algún lado iba a salir y yo iba a tener que cuestionarme sobre lo que estaba pasando conmigo, si realmente seguía viviendo en ese estar bien y balance o tal vez se me convirtió en una hábito creer que me sentía así.

Te cuento esto porque quiero que hables contigo y que mires con qué versiones tuyas te has casado y si realmente sí te están haciendo feliz o solo están ahí porque así lo aprendiste, así te has mostrado a los demás, así quisieras proyectarte o simplemente te acostumbraste a creer que es así.

Puede que te hayas casado con tu versión profesional, con tu versión en la familia, con tu imagen de esposo o esposa, con tus amigos, etc., y eso te ha cerrado oportunidades. Hoy puedes ser abogado, pero eso no implica que mañana no puedas ser escritor, cantante o todas al tiempo. Puedes ser esposa y madre, en realidad puedes ser todo lo que tú quieras y de la manera que quieras.

Escúchate y permite experimentar tus propias emociones frente a cada uno de los comportamientos que tienes hoy, solo en esa sinceridad contigo mismo encontrarás la paz que alguna vez sientes que te falta.

Al análisis que llegues no te des palo, recuerda que amar tu sombra es tan importante como amar tu luz, abraza ambas con gratitud por dejarte ver cosas de ti, por enseñarte y sobre todo porque son parte de tu experiencia terrenal y de tu proceso de evaluación.

Comienza a trabajar en esas emociones o en esos hallazgos, nos los ignores y ya. Examina qué pasa en ti, y no para que te quedes ahí, sino para que sepas qué es lo que tienes que resolver y te des la oportunidad de reprogramarte.

Se los dice alguien que si se hubiera casado con su profesión o con la imagen que las personas esperaban de ella no hubiera transformado su vida y no estaría acá escribiéndoles.

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