Crecimiento personal

Círculos: sanación grupal

Ante de comenzar mi transitar espiritual siempre me pregunté por qué la necesidad de crear un templo al que vaya muchas personas y no mejor que cada uno ore en su casa. Por qué muchos talleres necesariamente tenían que ser grupales y se sentaban en círculo. O por qué algunas comunidades creaban círculos de luz, de amor, de mujeres, de hombre, de sabiduría, sanación, etc.

Tomada de google

La primera vez que asistí a un circulo fue a uno de sanación y para ser sinceros ahí no tenía ni idea que era un chakra, pero todas las personas mandaron su energía y energía superior para ayudarme, recordarme que me amaban y comenzar a sanar en mí. Para ese entonces lo tome como personas que querían rodearme, pero nunca vi la trascendencia de lo que había pasado y del acto de amor de los seres que estaban a mí alrededor.

La verdad, entendí la importancia de los círculos y de la creación de comunidad cuando comencé a realizar talleres, pero lo rectifique hace unos días en eucaristía.

Los círculos no son creados de forma gratuita, se crean para que la energía de cada uno de los miembros apoye la de los demás y la de los demás apoye la nuestra. Son círculos porque es una figura que permite que la energía vaya fluyendo y además se vaya limpiando y atrayendo lo positivo. Esta figura nos permite evolucionar de adentro hacia afuera.

Las personas que están a nuestro alrededor en estos círculos no son al azar, son las personas que tenían que estar ahí, que tienen para aportarnos y probablemente tienen situaciones muy parecidas a las nuestras.  En un circulo nadie necesita fingir, pueden ser frágiles sin ningún problema cada miembro del circulo está ahí para ayudar y para sanar desde adentro, nadie juzga, nadie critica, eres esencia pura y toda exteriorización de los sentimientos es válida (llorar, cantar, bailar, gritar, reírse, etc.) los círculos quieren que experimentes esas emociones que tanto has reprimido o que no has querido aceptar.

Los objetivos de los círculos son diferentes de pendiendo para qué se creen y cómo se manejen, pero siempre buscaran que el amor sea el protagonista y hagamos sanación desde ahí. Técnicas hay un millón o más y posibilidades muchas porque cada terapista lo maneja de una forma diferente, usa herramientas diferentes y obviamente cada circulo es único, es como las personas: cambio constante.

Cuando estamos en un circulo todos somos reconocidos como la manifestación de la divinidad que somos, nuestro yo interior es el que habla y guía la experiencia por tanto todos asumimos nuestro papel como maestros. Eso implica que desde nuestro ser interior experimentamos sanción verdadera y no fingimos, porque se mueven las fibras más profundas y entendemos que nuestra realidad es una creación propia y nosotros somos quienes influimos en lo que pasa en ella.

Estar en un circulo es reconocer la unidad, la perfección, la protección. Sentirnos en familia, aun, cuando las personas sean completos desconocidos en nuestro diario vivir. El movimiento de energía es tan fuerte que las personas pueden salir sintiéndose completamente renovadas, como si algo hubiese cambiado en un par de horas.
No es gratuito en el circulo se mueve mucha energía, tanto de nuestro cuerpo físico como de nuestros otros cuerpos es por esto que normalmente asistir a un circulo implica ese día dormir como un bebé, en algunos puede dar mareo, dolor de cabeza, sed , cambios de temperatura, entre otros; y no es porque haya sido malo o alguien se haya enfermado, es porque desde adentro te reconectaron fibras y todo cambio tiene su temblor.

Yo amo los círculos, pero siento que al comenzar a dictar talleres creí que me había vuelto un poco más compleja de mover por las cosas que hago, sin embargo que día en eucaristía no solo me movieron sino me dejaron pálida, con calor y con una sensación de que en cualquier momento me iba a desmayar. Sentí la energía de toda la iglesia apenas nos tomamos de las manos, ese día noté que el amor del mundo es tan grande que juntos y en comunidad de verdad podemos mover el mundo.

Puedes asistir a varios círculos, todos van a ser una experiencia única y nueva. Nunca así sea el mismo taller con el mismo facilitador será igual, cada espacio es nuevo y cada día tú eres alguien nuevo así que date la oportunidad de sanarte compartiendo con los demás.

Crea tus propios círculos, más allá de tus amigos y las zonas de esparcimiento, crea espacios donde puedas reconocer tu divinidad y la del otro. Descubre círculos de luz, de amor, de paz, de tranquilidad, de conocimiento… Purifica, sana, llénate de luz superior y permite que tu “yo soy” en acción hable.

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