Ángeles

¿Amigos imaginarios?

Nunca estoy sola.
Si así como lo lees, y quiero contarte que tú tampoco.
“Ángel de mi guarda mi dulce compañía no me desampares ni de noche ni de día…” era la oración que todas las noches repetía cuando tenía 5 años, con el paso del tiempo, comencé a dejar el habito y hasta hace un año decidí que recuperaría este espacio. El mes pasado logré conectarme con mi ángel guardián;  la sensación fue algo así parecida al éxtasis, quise llorar de alegría y sonreír todo el día. Mi alma estaba feliz.
Desde que nacemos nos asignan un ángel, el encargado de cuidarnos, protegernos, acompañarnos, guiarnos y todo lo que se nos ocurra que un amigo puede hacer. Su amor es incondicional, pero así como los amigos, físicos, él no interfiere en nuestras decisiones si no se lo pedimos o estamos en peligro inminente. Muchas veces desconfiamos de él, de su poder, inclusive lo negamos, sin embargo él no nos abandona.
Hoy entiendo su incondicionalidad y entrega, cuando yo lo abandoné y no lo quise ver más, él decidió mostrarme su amor y me mandó a personas que de alguna forma se convirtieron en mis ángeles físicos. Hablo de esos amigos con los que crecí en todos los aspectos, pasaron a ser familia, con complicidad; se convirtieron en guías, creé una conexión que marcó mi vida. Son personas que te muestran lo mejor y lo peor, lo curioso es que ellos tampoco interfieren, solo nos acompañan en nuestras victorias y derrotas. Nos paran y siguen caminando a nuestro lado. Estoy segura que alguien se te vino a la mente, ya que tienes claro esas personas que de alguna forma se convirtieron en tus ángeles personales quiero devolverte un par de años.
Piensa en ese amigo imaginario que tenías cuando eras niño, con el que jugabas y te reías. Tranquilo no estabas loco o te lo habías inventado, en realidad  lo más probable es que ese es tu ángel guardián.
En ese momento de tu vida, lo veías, sentías y hablabas con él porque así lo querías y permitías.  Cuando somos niños nuestra alma está limpia, tenemos el corazón abierto y eso nos permite acercarnos a la vida de una manera diferente. Pero como es natural dejamos que el alma se perturbe, nos alejamos de lo espiritual y del ángel de la guarda.
Si lograste  recordar esos momentos, estoy segura que te causo curiosidad volver a verlo, sentirlo y entender que no estás solo. Si no lo lograste, o crees que esa etapa no fue contigo, igual anímate, él siempre está ahí.
Tu ángel de la guarda nunca te deja, se presenta de formas que ni te alcanzas a imaginar, te manda señales: números, canciones, avisos, etc. Así son los ángeles les encanta jugar.
Conectarte es un proceso, hay que llamarlo y esperar que conteste, tal como cuando llamas a tus amigos, algunas veces contestan más rápido, otras se demoran o no contestan. Sin embargo volvemos a llamarlos hasta contactarlos. Así funciona, comienza hablándole por la noche como dejándole mensajes de voz o en WhatsApp, lentamente  te darás cuenta lo que has avanzado, podrás meditar para verlo o comenzar a identificar sus señales. Si no lo logras solo, puedes pedirle ayuda a alguien que se conecte con ángeles para que hables con él. Muchos de mis amigos me han contado que les da “cosita”, tranquilos los ángeles son amor, y recordemos que el amor siempre hace bien.
Un abrazo de luz.
Namaste.

2 Comments

  • Daniela Bernal

    Hola, me gusto mucho tu post y quiero compartirte mi experiencia. Cuando era niña (no recuerdo exactamente que edad» pero tendría unos 6 años más o menos, aún no nacía mi hermana menor) no tenía muchos amigos ni hermanos con los que jugar así que decidí «crear» un amigo imaginario que jugara conmigo y fue así como nació Lila. Jugaba, hablaba con ella y me la pasaba super bien, lo curioso de ello es que ahora lo pienso y Lila no era una niña, ella una chica que parecía una adulta joven pero eso no me impedía ser feliz a su lado, no me importaba el hecho de que fuera más grande. Mi mamá cuenta que yo le hablaba mucho de ella y siempre me veía jugar y hablar con ella, así que le contó a una señora tipo vidente (que era la mamá de su jefe en ese tiempo) sobre mi amiga imaginaria y ella le dijo que era mi ángel guardián que estaba conmigo (por lo que me siento identificada con lo que escribes). Hace muchísimo tiempo que no hablo con Lila pero agradezco mucho que haya estado conmigo cuando me sentía sola, que me haya cuidado (porque si, cuando eres niño haces muchas tarugadas y ella me enseñaba lo que estaba bien y que no). La extraño y solo siento nostalgia cuando pienso o hablo de ella porque fui muy feliz. Mi mamá también habla de ella con amor, a las demás personas que les cuento que tuve una amiga imaginaria se asustan, pero yo sólo puedo recordar a Lila con amor.

    • Julie Reina Bogotá

      Gracias por compartirnos tu historia, recuerda que los anfgeles siempre siguen ahí así que si te animas puedes volver a compartir con Lila esta vez para que te de luz en aquellos temas que tu necesites.
      Un abrazo de luz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.